En esta ocasión hablamos en el programa
Sabiens, del deleznable atentado producido en París y algunas claves
extrañas que hemos apreciado, asimismo y como segundo tema, hablamos
sobre los reinos perdidos en las leyendas de Shambhala y aquellos
lugares que parecen esconder secretos en nuestro planeta.
El programa Sabiens, está dirigido por
Ferran Prat y en él, intervenimos Jose Luis Camacho de Mundo
Desconocido, Artur Homs y Jaime Verdu, corresponde a la cadena Pirenaica
en Radio Valira de Andorra.
El mundo se ve confrontado a la probabilidad de un conflicto planetario que podríamos llamar la Tercera Guerra Mundial, apelativo que bien merecería, tanto por su más que previsible extensión como por la brutalidad de ese hipótetico enfrentamiento de dimensiones colosales.
Esta Tercera Guerra Mundial, de una envergadura igual o superior a las
dos precedentes se está gestando y puede explotar en pocos años más.
Algunos se atreven a señalar la fecha aproximada hacia el ecuador de
este siglo. En todo el mundo, el islam no deja de cobrar fuerza y
radicalizarse. Éste será un elemento decisivo de la explosión mundial
inevitable. Esta contienda se desarrollará (se está desarrollando ya) en distintos
países en los cuatro continentes, con distintas intensidades según los
diferentes escenarios donde se están fogueando los actores de este drama
en camino. Prácticamente todas las tierras emergidas del planeta están
implicada en lo que debemos considerar los prolegómenos de la
deflagración por venir. Todo Occidente, el mundo árabe-musulmán (desde
Marruecos a los confines asiáticos, desde el corazón de África a las
islas Filipinas), Rusia, China, la India… se encaminan resueltamente a
las trincheras.
En efecto, nadie medianamente lúcido e informado puede negar ya el
carácter belicoso que está tomando la agresividad islámica a través el
mundo. El islam está implicado en la inmensa mayoria de los frentes de
combate actualmente abiertos en el mundo. Igualmente el terrorismo es un
fenómeno casi únicamente islámico a día de hoy. Después de siglos de
letargo, el islam ha despertado y ese despertar coincide con la
decadencia de un Occidente que ha perdido tanto el orgullo de ser como
la voluntad de permanecer. Esta situación de un islam en plena expansión mundial encierra dentro
de sí una novedad: Por primera vez el islam se ha hecho un hueco en
Occidente no a punta de su victoriosa cimitarra, pagando con sangre su
conquista, sino gracias a la negación de los occidentales de ver en esos
actuales invasores sus enemigos de siempre. La Historia registra otros
episodios de penetración islámica en territorio europeo, pero siempre
fue combatida y finalmente rechazada: España, sur de Francia e Italia,
los Balcanes, Rusia…
Nunca desde la caída del Imperio Romano, Europa había experimentado una
situación tan dramática. Europa afronta la mayor amenaza de su historia
sin saberlo o más bien sin querer darse cuenta de ello. Los europeos son
invadidos, ocupados y colonizados por los pueblos del sur y por el
islam de forma rápida y masiva. Las sociedades europeas se sumergen hoy
en un caos étnico incontrolable. El crecimiento de la oposición conflictiva entre el islam, cada vez más
presente y en expansión numérica (realidad radical y atronadora en la historia
de Europa, minimizado por una oligarquía a la vez asustada y ciega), y
las sociedades europeas de origen es mucho más explosiva y
potencialmente intensa que, por ejemplo, las guerras de religión entre
católicos y protestantes del siglo XVI o que los conflictos ideológicos
que han jalonado la historia reciente desde la Revolución Francesa. A
esto viene a añadirse la dimensión étnica, muy agravante, resultado de
la masiva inmigración africana y magrebí. Al antagonismo específicamente
religioso, sociológico e ideológico, se suma la dimensión etnobiológica
que tiene un enorme impacto en las mentalidades colectivas, por mucho
que sea negada y reprimida por la censura de la ideología dominante.
Si nos centramos en nuestro continente asistimos actualmente en
Europa a la puesta en marcha de todos los elementos de un conflicto
interno violento prácticamente inevitable. Los ingredientes de la
explosión están todos presentes. La cuestión ya no es de saber si va a
ocurrir, sino cuando tendrá lugar. Tenemos una población millones de jóvenes (y no tan jóvenes)
magrebíes y africanos en Europa en crecimiento constante, muy mal
escolarizados, en situación de paro, de asistencia, de la cual una buena
parte se dedica a la economía subterránea y a una delincuencia
polimorfa (drogas, tráfico de objetos robados, etc…), que constituye la
mano de obra, los gruesos batallones de un levantamiento general
posible.
Esta población joven es adepta de un islamismo reivindicativo e
identiario extranjero. En el inconsciente (o el consciente) colectivo de
una parte importante y muy activa de esa población, se trata de manera
muy elemental de llevar la yihad a Francia, como acompañamiento de una
estrategia de revuelta, de revancha y de conquista.
Ya hay grupos de musulmanes que piden la sharia en toda Europa. España no se escapa de las pretensiones de estos criminales
A esto se le suma el crecimiento de un racismo anti autóctonos
objetivamente observable en todas partes, con su secuela de agresiones
diarias contra los europeos. Esa violencia cotidiana corre en paralelo a
las manifestaciones diarias de rechazo de la cultura y de la
pertenencia occidental y europea. La multiplicación de mujeres con velo,
como señal de provocación, es un medio de desafío étnico y de marcaje
territorial, la arrogante voluntad de hacer sentir a los colonizados el
peso de su conquista en marcha: una yihad todavía “soft” mientras llega
la verdadera.
Cuando Europa conozca los desordenes previsibles, con la violencia
como realidad cotidiana, la numerosa inmigración, la musulmana sobre
todo pero también las otras, poco o nada integradas, provenientes muchas
veces de países históricamente resentidos contra Occidente y más
particularmente contra ciertas naciones europeas, nos mostrarán su
verdadera cara, y serán un elemento más de la crítica situación que
viviremos, con un ejército de enemigos dentro de nuestra casa. La
mayoría de los distintos colectivos de la inmigración se enrolarán de
una manera u otra en el bando de nuestros enemigos, porque de hecho ya
los son, aunque de manera latente de momento, o simplemente se
posicionarán en una actitud de espera, atentos a los beneficios que
pudiera significarles nuestra caída. La inmigración actual es una colonización poblacional, con frecuencia
consciente y vivida como una revancha contra la civilización europea.
Ésta se pretende además definitiva. La colonización de las maternidades
es mucho más importante que la de las fronteras porosas.
Estamos ante una implacable realidad demográfica. Tenemos las
fronteras abiertas desde hace décadas en Europa y una tremenda
diferencia de La propaganda musulmana de retorno se multiplica en la red.fecundidad entre poblaciones autóctonas e inmigrantes, lo que está
produciendo unas sustitución progresiva de la población original. La
integración ha fracasado completamente, se han creado guetos étnicos y
otras “zonas liberadas” bajo control creciente de la sharia en algunos
países. El fracaso era previsible. Es posible integrar a parientes
etnoculturales, y en pequeñas cantidades por cierto, no a pueblos
enteros de otras realidades etnobiológicas muy alejadas. Pero la
oligarquía nos ha impuesto esta inmigración como una riqueza cuando el
simple sentido común nos indica que vamos a pasos agigantados hacia un
desastre.
A este fenómeno de colonización étnica masiva, se añade el hecho, ya
señalado, de que el islam se pone a la cabeza de la ofensiva. Desde hace
1400 años, esta religión-ideología, totalitaria y agresiva, tiene como
objetivo la invasión de Europa. Sufrimos la tercera acometida mahometana
que se extiende hoy desde España a Indonesia. La primera fue detenida
en Poitiers, Francia por Carlos Martel en 732, después de haber
conquistado la mayor parte de la penísula ibérica. La segunda fue en
1684, ante las puertas de Viena. La tercera tiene lugar hoy, desde el
Cabo Finisterre hasta Copenhague, desde la isla de Lampedusa hasta hasta
los fiordos noruegos. Esta tercera yihad no sólo coincide en el tiempo
con la Tercer Guerra Mundial en ciernes, sino que es su condición
previa.
Los focos de tensión no dejan de multiplicarse y de agravarse. Nunca
como ahora en la historia de la humanidad, los riesgos de un incendio
generalizado han sido tan fuertes. La mundialización es un factor de
confrontación gigantesca. Ésta no es una garantía de paz sino un factor
de guerra generalizada. Una guerra étnica y civilizacional es previsible en varios países
europeos. Una guerra intestina, muchísimo más grave que el terrorismo,
ya que un remplazamiento de la población, una especie de genocidio, la
llamada Gran Susitución, está ocurriendo con la complicidad o la ceguera
de las clases dirigentes políticas y mediáticas, cuya ideología está
dominada por el odio hacia la identidad étnica de sus propios pueblos y
la pasión enfermiza por el mestizaje, la multicultura y la “diversidad”.
La inmigración masiva que llega bajo la bandera del islam va a
derivar progresivamente hacia una guerra étnica, un choque de
civilizaciones. La incapacidad de Europa para frenar y canalizar la
inmigración proveniente del Magreb y de la África negra llevará a una
explosión demográfica que desembocará inevitablemente en un conflicto
mayúsculo. La enorme presencia en Europa de masas de jóvenes musulmanes cada vez
más radicalizados, con una minoría formada militarmente en los
distintos frentes abiertos (Oriente Próximo, Argelia, Libia, los países
del Sahel, el Caúcaso, los Balcanes, Afganistán, Pakistán…), será un
factor determinante en el más que probable caso de una espiral
incontrolable de disturbios insurreccionales y de terrorismo en el
corazón del continente: la yihad en casa. Todo musulmán es un muyahidin
en potencia. La confrontación entre islam y Occidente (con Rusia incluida)
dominará poco a poco el paisaje y tomará una forma militar con
conflictos multiformes. A escala planetaria, el islam no deja de
reforzarse y de radicalizarse. Este balón no se desinflará: explotará.
Pronto las hostilidades tomarán un decisivo impulso al calor de la
dinámica expansiva y desenfrenada del islam en el tablero geopolítico
internacional.
El problema de Israel, insoluble, desembocará ineludiblemente en una
nueva contienda entre el Estado hebreo y sus vecinos, con el telón de Calles de toda Europa invadidas por musulmanesfondo de los colonos judíos integristas y la subida imparable de las
organizaciones islamistas. No hay que olvidar que Irán logrará muy
posiblemente dotarse del arma nuclear. La erradicación de la “entidad
sionista” es una idea fija de todo el mundo musulmán. Israel está en el
centro del conflicto, y su arsenal nuclear no disuadirá a sus enemigo de
lanzar un ataque aunque sea de caracter suicida, con las consecuencias
que podemos suponer.
El mundo árabomusulmán ha entrado en una espiral de caos que no va a
dejar de acentuarse con dos frentes entremezclados; sunitas contra
chiítas y dictaturas militares contra islamistas. Sin olvidar la
voluntad de los islamistas de liquidar a todos los cristianos. Eso
provocará una amplificación de la emigración hacia Europa y otros
destinos occidentales.
Los acontecimientos actuales de Siria e Irak que han visto el
nacimiento de un Estado Islámico salvaje (el Califato) son un paso más
hacia la confrontación. No podemos dejar de lado el conflicto latente entre la India y
Pakistán, potencias nucleares ambos países, con las prolongaciones que
suponen el juego de las alianzas regionales (Rusia, China, EEUU…) y los
enormes intereses geoestratégicos y energéticos en juego en la región. En Europa el factor de la inmigración salvaje y completamente fuera
de control, y no solamente de poblaciones de origen musulmán, también es
un dato de primera importancia que entra en esa ecuación. El desorden
social y el hundimiento económico que azotan grandes porciones de la
población europea se ve agravado por la presencia de enormes masas de
extranjeros cuya presencia no hace más que envenenar las relaciones
entre unos y otros y añadir más leña a la hoguera del inevitable
incendio que está en camino. Hay que mencionar los componentes
agravantes, sobre todo de orden económico y ecológico, los recursos
energéticos fósiles, el agua, los recursos mineros. El punto de ruptura
física se situará posiblmente hacia la primera mitad de este siglo. No
olvidemos el terrorismo de gran envergadura, sobre todo con medios
nucleares “artisanales”, a lo que posiblemente no escaparemos.
El islam es la principal causa de desencadenamiento de una Tercera
Guerra Mundial, ya que asistimos en todas partes a la subida imparable
del radicalismo islámico, en gran medida financiado por Arabia Saudita y
Qatar, que tiene un enemigo claro y definido: la civilización
occidental, a la que Rusia es asimilada. En resumidas cuentas: en la
mente de los islamistas del mundo entero, cuya ideología se expande como
un virus, el principal enemigo es el “mundo blanco y cristiano”, aunque
eso no corresponda a ninguna realidad sociopolítica.
Las líneas principales de confrontación y las alianzas serán
complejas y a menudo cambiantes. Las principales zonas geopolíticas de
explosión serán Europa entera, África del Norte, Oriente Próximo, Asia
Central (desbordando hacia Pakistán y la India), posiblemente el Cáucaso
(a pesar de la mano de hierro rusa). Habrá una multitud de focos y se
sucedarán las guerras civiles, interétnicas y entre Estados, sin
descartar el uso del arma nuclear. Éste es el panorama… Nos podemos
imaginar la carniceria que está en camino. Debemos entender que los fanáticos islamistas no razonan como los
occidentales o los rusos durante la Guerra Fría, con la retención de la
disuasión mutua. Las diferencias ideológicas entre esos dos bandos no
impedían un cierto grado de cordura en la gestión de esa enemistad. La más que previsible confrontación mundial generará una catástrofe
económica y energética, a causa de la ruptura del aprovisionamiento de
pétroleo y gas desde África del Norte y de Oriente Próximo, y
alimentaria a causa de las cosechas perdidas y el alza de los precios.
La economía globalizada es muy frágil ya que es muy compleja, y se base
en las comunicaciones (marítimas, terrestres, numéricas…) que caerán
como un juego de dominós en caso de perturbación de gran envergadura.
En esta inevitable choque que se avecina, los rusos, los
estadounidenses, los israelíes, los chino y los indios (por no mencionar
mas que los principales fuerzas opuestas a la ofensiva islámica
mundial) enfrentarán al enemigo con firmeza y determinación. La
principal debilidad de los europeos occidentales reside en su
reblandecimiento mental, su pasividad, su temor a defenderse, su
cobardía frente a la amenazas de sus enemigos. Seremos los más expuestos
y los más castigados. Hasta que la violencia de la agresión nos haga
reaccionar, aunque sea al borde mismo del abismo. La Tercera Guerra Mundial podrá empezar con un acontecimiento muy
localizado y seguir con un encadenamiento de hechos incontrolados, como
una avalancha. Es posible que los recientes ataques llevados a cabo en
escenarios tan distantes como Australia, Francia, Rusia, Pakistán y
otros, respondan a ese inicio de la yihad planetaria que nos ha de
llevar a la guerra mundial en ciernes.
El resultado de este conflicto es todavía incierto, aunque en toda
lógica habrá un bando vencido y un bando vencedor, ya que la
superioridad militar, técnica y económica de unos contendientes es
infinitamente superior al del bando contrario. Dice Carl Schmitt que “el
enemigo no está equivocado ni tiene razón: es vencedor o vencido”, nada
más. Sólo nos debe preocupar perder esta guerra, no cómo ganarla. En
todo caso podemos asegurar que asistiremos muy posiblemente a un
retroceso general de la humanidad, un derrumbe en varios terrenos, el
demográfico, el económico, el sanitario para gran parte del mundo. El mundo acaba de conmemorar el centenario de la Primera Guerra
Mundial. Sería tiempo que empecemos a pensar seriamente en prepararnos
para la Tercera Guerra Mundial. Los nubarrones que hoy se ciernen sobre
nuestras cabezas no son menos oscuros que los de entonces, sino tal vez
más. Lo increíble se va a convertir en lo cotidiano. Lo que Siria, Irak,
Pakistán, Libia y otros escenarios experimentan cada día, nosotros, en
toda Europa, lo viviremos pronto. Tenemos que estar listos para lo que
se nos viene encima. Si vis pace. Por Yolanda Morín.
De nuevo se ha producido en el fenómeno de los círculos de las cosechas una extraña coincidencia premonitoria que podría dar que hablar en los próximos días. Un misterioso círculo con una serie de puntos formando una espiral apareció justo el día antes del ataque al avión MH-17 de Malaysian Airlines. Curiosamente vamos a ver cómo tanto la forma, como los códigos internos apuntaban a que un accidente aéreo se produciría al día siguiente. Estos son los datos. 1. Este es el crop circle aparecido en Forest Hill, muy cerca de Marlborough, Wiltshire en pleno corazón del fenómeno. Consta de una circunferencia de más de 70 metros de diámetro en donde se aprecia un diseño de puntos que forman una espiral.
2. Vamos a estudiar bien el crop circle. Apareció el día 16 de Julio, un día antes del atentado contra el avión MH17. Su aspecto recuerda al del logotipo de la agencia Reuters que fue la que dio el aviso de la noticia a todo el mundo. La forma es similar.
3. El crop circle tiene nueve líneas de puntos. Desde fuera hasta dentro, contamos los puntos de cada línea y nos sale 13-14-15-15-15-15-16-16-16 puntos. La consecuencia lógica de esta serie sería 17-17 curiosamente los dos dígitos que marcan la fecha del atentado contra el Malaysian Airlines MH17 ocurrido al día siguiente, día 17.
4. Si nos fijamos, hay otro detalle increíble. El avión MH17 era un Boeing modelo 777. Vemos que el motor de los aviones también tienen un curioso dibujo de fábrica en donde aparece una espiral tridimensional, igual que en el crop circle.
5. Y dentro de los códigos hay otra interesante característica: si lo estudiamos por alturas y distancias, hay 36 dividisiones de 10 grados, simbología muy usada en radares militares de captación de objetos aéreos. Por otra parte, aparecen cambios de líneas de puntos cada tres divisiones de 10 grados o cada cuatro. Si llamamos a las de tres divisiones A y le aplicamos un cero y a las de cuatro las llamamos B y le ponemos un uno para tenerlo en binario, el resultado sería 00100001, es decir, 33 si lo pasamos a código decimal.
Se seguirá estudiando este enigma ya que la cuenta de 135 puntos y la malla de 36 separaciones de 10 grados son un código oculto.